La verdad que en los periodos de vacaciones sirven para desconectar, disfrutar, descansar…y sobre todo, para reflexionar.

Llevamos una vida llena de altos  y bajos, carreras, no comer bien por la falta de tiempo, falta de descanso…

A mi durante éstos días me ha llevado a ver un vídeo que salió hace muy poco cuyo protagonista es mi gran amigo el Dr. Primitivo Roig Jornet, de la graduación de una promoción de Odontología del CEU de Valencia. En ese vídeo sale un chaval que yo conocí hace ya 21 años ya.

Con ese chaval y otros más, como el gran Dr. Alberto Sierra, nos sentábamos en el fondo de la clase y no éramos de los mejores estudiantes, pero ¿sabéis qué?, llegó un momento en el que empezamos a hacer algo que realmente nos gusta: Trabajar con las manos y el sentido común. Estas son cualidades que las tienes o no. Y creo que ese grupito de alumnos, como muchos otros que nadie daba ni un duro por ellos, se convirtieron en unos muy buenos profesionales, pero sobre todo, unas grandísimas PERSONAS.

Creo que en la profesión hacen falta más buenas personas. Personas que compartan, que ayuden, que no pongan verde al vecino diciendo «Vaya M… te ha hecho ese…». Necesitamos cooperativismo y corporativismo.

Tenemos una profesión estupenda donde se pueden aprender millones de conceptos, y además, es práctica. Estoy muy orgulloso de ser odontólogo, en serio. Hay veces, que me han dado ganas de dejar la profesión y muchos de vosotros que me estaréis leyendo, lo habéis pensado también. Amigos, eso no es la profesión; es lo que rodea a la profesión: los malos compañeros, la publicidad engañosa, las malas condiciones laborales, las clínicas sin ningún ánimo de querer hacer las cosas bien y que sólo importa el dinero…eso es lo que nos quema. A mí, a día de hoy no tanto, pero sobre todo a todos esos compañeros recién licenciados que se tienen que buscar la vida en donde sea.

Reflexionar es bueno. Compartir, ilusionarte, disfrutar, hablar, expresar, amar es bueno…

Quiero que veáis el vídeo de mi amigo para que reflexionéis de todas esas ideas que tenemos sobre la profesión y de nosotros mismos, y que os haga pensar hasta tal punto, que en mi caso, lo que he hecho ha sido escribir estas palabras.


Me siento muy orgulloso de mi familia y de mis amigos. Tengo pocos, pero los que tengo sé que son lo mejores.

Gracias Tivo por haberme hecho reflexionar en la mañana de hoy.

Gracias a mi mujer Sandra y a mis hijos Rodrigo y Gonzalo por aguantarme con mi estrés.

Gracias a mis padres Alberto y Julieta por haberme dado la educación que me han dado.

Gracias a mi equipo de excepcionales personas y profesionales: Emilio Porcar, Jagoba Goicoetxea, Miguel Ángel Cobos, José Ángel Fernández, José Luis Antonaya.

Gracias a Luis Blanco y a Leticia Sala por vuestra amistad.

Gracias a todos, y sigamos haciendo de nuestra vida y de nuestra profesión algo mucho mejor.

 

David